viernes, 23 de julio de 2010

HOY ES SIEMPRE

No se crea el lector de estas lineas que quien les habla es un pastor evangelista ni que estoy pensando que soy un iluminado con la tarea de transmitir un mensaje divino, simplemente la ultima cervecita que compartí con mis colegas Macanudos en la madrugada de hoy sigue dando vueltas por este cuerpo, activando algunas fibras sensibles que pienso poner al descubierto por este medio, ya que cuento con la impunidad de 6 horas en esta oficina hasta que mis compañeros de tragos/trabajo se despierten y sean capaces de leer esta esquela.
Esta mañana cuando mi cara se despegaba pesadamente del abrazo tierno, acogedor y hasta traicionero de mi almohada, me dije "gran madre la de la parte intima de la hembra del loro". Me lo dije en silencio, pensando en lo bueno que iba a ser cuando vuelva a casa y la oscuridad me acompañe en una impune siesta que complete las horas de sueño que debe cumplir una persona normal. Pero en el gélido camino al baño fui atravesado por un enceguecedor destello de luz, que trate de evadir achinando los ojos, porque la lentitud característica de las primeras horas del día no me permitían una maniobra mas arriesgada. Cuando me disponía a gambetear esta situación, en el medio segundo en que paso todo esto, empece a sentir el calor, la energía que me derretía las estalactitas que pendían de la punta de mi nariz. Ahí reconocí de donde venia el calor. Decenas de haces de sol riéndose de la persiana se escabullían para clavarse en mi, y que las partículas esas que andan en el aire hacían que sean tangibles como agujas de tejer tibiesitas, por ahora, que me llenaban de vida, relajaban mi mandíbula harta de temblequear, me abrían los ojos al tiempo que se acostumbraban mis pupilas y mi espalda se erguía junto a las ganas de vivir que tengo hoy.
Justo me llamaron y me olvide un poco lo que iba en este párrafo pero la idea era algo así: que buena onda el sol que sale, nos llena de energía, fija la vitamina D y E, nos da luz reduciendo los escondites de los cacos, permite la fotosíntesis de las plantas que hacen que podamos respirar el escaso aire puro que nos da vida, todo eso al módico precio de NADA. O quizá el precio es mucho mas caro que cualquier otro, capas que el sol simplemente nos muestra lo magnifico que es, y todos los días sale a presumir su grandeza, su vital e inevitable presencia, su terrible, despiadado y fatal resplandor, su voraz ego insaciable de admiración.
Olvidando la ultima oración, cargada del recelo propio de la gente que invento la frase "cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía", se me ocurrió que toda la vitalidad y alegría que tenia a esa hora de la mañana, con un arduo día por delante que tal vez termine recién el lunes que viene a la siesta, era digna de compartir, como el sol. Decido compartirla.
La idea de la siesta salvadora se esfumo, la esperanza de que mas tarde iba a estar mejor que ahora se perdía en el cielo azul puro, con nubes que simplemente cumplían el rol de entretenerme con sus formas, del extraño silencio de la media mañana que de niño experimentaba cuando me sacaban sangre y entraba tarde al colegio y que hoy experimento cuando llego forastero a alguna ciudad donde la gente desarrolla su rutina y me entretengo viendo simplemente eso, como viven, como toman el colectivo imaginando los remotos destinos de la señora que relojea su muñeca a la par que un hombre de bigote que era canoso y ahora lo tiñe a cada bocanada de amarillo nicotina.
Todas las sensaciones que en unos segundos experimente gratis esta mañana me hicieron notar que el mejor momento es ahora mismo, que la salvación esta a la vuelta de la esquina y que las sonrisas esperan ansiosas a que las usemos. Les cuento todo esto para que vean a su alrededor y encuentren esas sensaciones que se ocultan atrás de las pilas de papeles para archivar, los apuntes para leer y el monitor que nos acapara la atención que deberíamos poner a la ventana que encuadra el arsenal de amarillos y ocres que nos regala este soleado invierno.
La propuesta es disfrutar de estas cosas, que la mas mínima sensación nos llene de felicidad, la propuesta es que cuando pidamos algo hagamos sentir que realmente necesitamos de esa persona y cuando agradezcamos un favor hagamos sentir nuestro agradecimiento. Están de ofertas las oportunidades de hacer la acción del día prestando atención a los que necesitan ser escuchados y no ser indiferentes a los que con un simple abrazo van a ser mas felices. No pido que salgamos vorazmente a construir casas ni recolectar comida, cosa que seria grandiosa, simplemente les propongo hacer del día a día un tiempo mejor, con menos bocinas, con mas cabeceadas de "pase ud." y básicamente con mas cariño y amor para todo el mundo.
Hoy es el momento de empezar a ser felices con lo que tenemos, con lo que nos falta, con el peso de nuestras historias y la esperanza de las que vendrán. Empecemos a sentir cosas, sentir amor y no callarlo ni mucho menos mezquinarlo, producir, hacer felicidad y luchar contra los que no nos lo permiten, pero que la lucha nos haga felices también.
Gracias a los que llegaron a este párrafo y espero que huestes de personas alegres salgan a contagiar alegría y sean soles de felicidad que vociferan su cariño por la vida y por la gente en todas las esquinas de esta ciudad cada vez mas amargada y hundida en pesares que probablemente empeoren, luchemos contra esto desde adentro y vamos a tener la energía para exteriorizarlo.
Me pongo a trabajar, contento, pero no sin antes agradecer públicamente a Tucho que entre copas me dijo sabias palabras anoche, pedir perdón al Sr. que manejaba ayer un Ford Fiesta rojo desde el aeropuerto a circunvalación que no sabe usar el carril rápido y lo trate un poco mal, abrazo a Paliio y al Igni que con penas a cuestas me están dando muchas alegrías y a vos.

Abrazo grande y gran fin de semana para todos.

4to Macanudo.

lunes, 12 de julio de 2010

RELATORES

Como para no quedar afuera de esta ola mundialista, me decidí seleccionar algunos cuentos afines al jolgorio popular que despierta este singular deporte llamado balonpié. Algunos muy lindos y apasionados los encontré en autores orientales, no del oriente de ojos rasgados si no del oriente de mate en mano, termo bajo el brazo, papeleras en los ríos y enormes manos emergiendo de la playa, pero me pareció ir en contra de esta fiebre patriótica que se despierta cada 4 años y que por mas que digamos que solo un partido de fútbol puede lograr eso, yo digo "bueno, aunque sea un partido de fútbol lo logra".
Entonces recurrí a un autor argentino de mis favoritos, como muchos habrán notado, y este cuento que habla particularmente de la gente que tiene el poder de arruinar, o embellecer, eso que para algunos es un arte.

- hb -

RELATORES
- Alejandro Dolina -

Los griegos creían que las cosas ocurrían para que los hombres tuvieran algo que cantar. Las guerras, los desencuentros, los amores trágicos, los horrendos crímenes, las gestas heroicas: todo tenía para los dioses impíos el único fin de proporcionarles tema a los cantores. La Historia pone al alcance del menos docto centenares de ejemplos de relatos que fueron más ilustres que los sucesos narrados.
Resulta difícil concebir una idea más triste del destino humano. Sin embargo, a los juglares, cantores, cronistas y narradores de cuentos les complace pensar que el mundo se mueve para favorecerlos en su oficio.
Héctor Bandarelli, el relator deportivo de Flores, creyó pertenecer a la estirpe de Homero. Durante toda su vida se esforzó para que la narración deportiva alcanzara las alturas artísticas de la épica.
En sus comienzos, Bandarelli hizo algo que nadie había hecho antes. Siendo entre ala izquierdo del equipo de Empalme San Vicente, acostumbraba relatar los partidos que él mismo jugaba. Era héroe y juglar, Aquiles y Homero, Eneas y Virgilio.
Según dicen, no era del todo imparcial en sus narraciones. Cuando se hacía de la pelota, comenzaba a elogiar su propia jugada.
-Extraordinario, Bandarelli avanza en forma espectacular.
Muchas veces, por elegir las palabras e impostar la voz, se perdía goles cantados. Cantados incluso por el mismo.
A medida que pasaba el tiempo, el relator iba superando al jugador. Algunos viejos que lo vieron jugar cuentan que pasaba la mayor parte del tiempo parado en el medio de la cancha, relatando, casi sin tocar la pelota.
Finalmente fue excluido del equipo. Sin rencor ni tristeza, siguió acompañando las modestas giras del Empalme San Vicente, solo para relatar desde un costado de la cancha el partido que jugaban sus antiguos compañeros. Lo hacía sin micrófono y sin radio, de modo que nadie lo escuchaba, salvo algún wing peregrino que alcanzaba a oír de paso su voz emocionada.
Después, según se sabe, el Empalme San Vicente dejó de jugar y sus futbolistas pasaron a integrar otros equipos.
Y en ese momento, cuando todo hacía sospechar la decadencia de Bandarelli, el hombre dio un paso genial: descubrió que su narración no necesitaba de un partido real. Era posible relatar partidos imaginarios, hijos de su fantasía.
Parece una evolución previsible: los antiguos poetas cantaban hazañas más o menos reales. Después las inventaron.
Lo mismo sucedió con Bandarelli. Y al no tener que ceñirse al rigor de los hechos ciertos, los partidos que relataba empezaron a mejorar: se lograban goles estupendos, los delanteros eludían docenas de rivales, había disparos desde cincuenta metros, los arqueros volaban como pájaros, se producían incidentes cruentos, los árbitros cometían errores perversos. De a poco, el artista fue incorporando elementos más complejos a su obra. El tiempo, por ejemplo, manejado en un principio de un modo convencional, pasó a tener durante el apogeo de Bandarelli un carácter artístico y psicológico. Los partidos podían durar un minuto o tres horas.
Algunas veces, el relator omitía cantar un gol, pero daba claves y mensajes sutiles para que el oyente descubriera la terrible existencia del gol no cantado. Aparecían, cada tanto, unas historias laterales que provocaban un falso aburrimiento, que no era sino una trampa para mejor asestar la alevosa puñalada del gol sorpresivo.
Todos recuerdan el famoso partido Boca-Alumni que Bandarelli relató en un asado del club Claridad de Ciudadela. En esta obra mezcló jugadores actuales con glorias de nuestro pasado futbolístico. Los viejos hacían fuerza por Alumni, los más jóvenes por Boca. Ganó Alumni, pero en su magistral narración, Bandarelli dejó caer -con toda sutileza- la sensación de que los boquenses, por respeto a la tradición, se habían dejado ganar.
Las audiencias de Bandarelli no siempre fueron numerosas. Algunos partidos los relató solo, en una mesa del bar “La Perla” de Flores, ante el estupor de los mozos y parroquianos. Pero poco a poco, los muchachones del barrio fueron descubriendo sus méritos y con el tiempo hubo quienes prefirieron escucharlo a él antes que ir a la cancha.
En 1965, Héctor Bandarelli organizó su campeonato paralelo de fútbol. Todos los domingos narraba el encuentro principal, mientras un colaborador lo interrumpía para comunicar lo que sucedía en el resto de los partidos.
Algunas firmas comerciales de Flores lo ayudaron a solventar los nulos gastos del certamen a cambio de avisos publicitarios.
Las narraciones tenían lugar en la puerta de la casa de Bandarelli y, cuando llovía, en la cocina. Hay que decir que el relator poeta nunca trabajó para ninguna emisora y jamás utilizó micrófono, salvo en la grabación que realizara del segundo tiempo de Barracas Central-Barcelona, ya en el final de su carrera.
El campeonato paralelo terminó en un desastre. El artista no tuvo mejor ocurrencia que sacar campeón a Unión de Santa Fe y mandar al descenso a River, lo que irritó a muchas personas, que hasta llegaron a agredir a Bandarelli.
Pero todos los que saben algo del relator coinciden en afirmar que su mejor partido fue Alemania-Villa Dálmine, relatado en el Colegio Alemán de la calle José Hernández, a pedido de la Asociación Cooperadora.
Ese encuentro fue un verdadero canto a la hermandad entre los hombres. Los zagueros entregaban banderines a los delanteros rivales en cada jugada. El árbitro abrazaba llorando a los futbolistas que quedaban en offside. Los de Villa Dálmine hicieron una suelta de palomas celestes y blancas a los quince minutos del segundo tiempo para celebrar el segundo gol de la selección alemana. En el final, todos se abrazaron e intercambiaron obsequios.
Fue inolvidable. En el Colegio Alemán, los padres lloraban de emoción añorando la tierra de sus antepasados. Algunos miembros de la Asociación Cooperadora le pidieron a Bandarelli que volviera a relatar el encuentro en diferido, pero el artista se negó.
En el esplendor de su actividad, tal vez advirtiendo el carácter efímero de su obra, resolvió escribir libretos detallados que luego archivaba prolijamente. Desgraciadamente, sus familiares quemaron este valiosísimo corpus argumentando que juntaba mugre. Nos queda apenas un breve fragmento, correspondiente al encuentro Boca Juniors 3-Vélez Sarsfield 3.
"Solidario, agradecido, ayuno de envidias, Javier Ambrois entrega la pelota a Nardiello. El viento agita las banderas en los mástiles de la Vuelta de Rocha. Nardiello tira un centro rasante... Arremete J. J. Rodríguez, pero ya es tarde... tarde para remediar los errores del pasado... tarde para volver a unos brazos que ya no nos esperan... Ya es tarde para todo."
Según sus seguidores, el libreto le quitaba frescura a Bandarelli y -como hemos visto- recargaba un tanto su estilo.
Un día desapareció. Algunos dicen que se mudó, o que se murió, es lo mismo. La gente volvió a preferir los partidos sonantes y contantes de la radio.
Los relatores de hoy tienen la posibilidad de seguir al maestro e intentar la ficción y la fantasía en sus narraciones. ¿Por qué depender de la actuación, muchas veces mediocre, de los futbolistas? ¿Por qué no crear con la voz jugadas más perfectas? ¿Por qué no dar nacimiento a deportistas nobles, diestros y mágicos que nos emocionen más que los reales?
Se puede ir más allá. Todo el periodismo podría tener un carácter fantástico y abandonar los vulgares hechos de la realidad para aludir a sucesos imaginarios: conflictos, tratados, discursos, crímenes e inauguraciones de ilusión.
En este último instante comprendo que nadie me asegura que estos artistas no existen ya. Tal vez, todo cuanto uno lee en los diarios no es otra cosa que un invento del periodismo de ficción.
Sin embargo, esta clase de incredulidad conduce a sospechar la falsedad del Universo mismo. Suspendamos semejante astucia porque algunos hasta podrían pensar que el propio Bandarelli es imaginario y sus partidos, sombras de una sombra.