miércoles, 4 de noviembre de 2009

JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD

Este pequeño texto del maestro Jorge Luis que encontré por pura casualidad, se me presentó una mañana, perdida en la memoria de mis entonces compañeros pero muy recordada para mi, cuando en un aula de segundo año del secundario una pobre santa trataba a duras penas de ilustrarnos el significado de la palabra "METÁFORA".
Con el afán de mantener el perfil canchero y rebelde que promulgan los fondos del aula, escuche de refilón la introducción que la pequeña docente dio a este texto y por eso perdí el dato del autor y del libro que hoy las virtudes de la Internet me revelan.
Tras la bulliciosa lectura del texto la profesora, que hace poco recordé se llama Graciela, subestimando con bastante razón a esas 40 bolsas arpilleras de hormonas les dirigió la siguiente afirmación seguida de pregunta:

"- Seguro que no entendieron nada de lo que les acabo de leer, no se preocupen, pero díganme: ¿qué quizo decir el autor en este texto?."

Voy a dejar la anécdota en este lugar para que los compañeros de aquellos años vean si la pueden completar o para que los ajenos a esas paredes hagan lo mismo que nos hizo hacer esta señora que frecuenta Cafés de Cronopios y se llama Graciela.


- HB -


JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD


Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.

López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.

El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.

Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.

El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

1 comentario:

Fabricio dijo...

Tambien lo lei en la secundaria y nunca mas me lo olvide.
es genial!