jueves, 13 de mayo de 2010

EL CUARTO DOBLE

En la mítica ciudad del Cuzco, algunas rondas de happy-hours en el cosmopolita bar de un hostel, derivaron en una ridícula discusión futbolera sobre escritores argentinos y franceses. Obviamente el debate no cabía en la definición de dialogo y quizá ni siquiera podríamos llamarle comunicación, puesto que los factores jugaban todos en contra: la música fuerte, los etílicos campanazos del happy-hour, el constante desfile de piernas sobre la barra, la mutua ignorancia de la lengua de los interlocutores y hasta los fines concretos de la infructuosa discusión que simplemente buscaba arrimar el bochín con las ya vulnerables parisinas.

Los breves recuerdos me llevaron a investigar sobre nombres que todavía no conocía y rescate una recomendación que encontré en un arrugado folleto, y es lo que hoy les envío para ver si a miles de kilómetros y con el tiempo vencido, podemos resolver juntos aquella discusión.

EL CUARTO DOBLE

- CHARLES BAUDELAIRE -

Un cuarto que parece un desvarío, un cuarto verdaderamente espiritual, donde la atmósfera estancada está ligeramente teñida de rosa y de azul.

El alma allí toma un baño de pereza, aromatizado por el remordimiento y el deseo. Hay algo de crepuscular, de azulado y de rosado, un delirio de deleite durante un eclipse.

Los muebles tienen formas alargadas, postradas, lánguidas. Los muebles tienen aire de soñar; se dirá dotados de una vida sonámbula, como lo vegetal y lo mineral. Las materias hablan una lengua muerta como las flores, como los cielos, como los soles ponientes.

Sobre los muros ninguna abominación artística. Relativamente al sueño puro, a la impresión sin analizar, el arte definido, el arte positivo es una blasfemia. Así, todo tiene la suficiente claridad y la deliciosa obscuridad de la armonía.

Un aroma infinitesimal de la elección más esquisita, a la que se mezcla una muy ligera humedad, nace en esta atmósfera donde el espíritu durmiente es mecido por sensaciones de sofocación.

La muselina cae abundantemente delante de las ventanas y delante de la cama; se expande en cascadas nevosas. Sobre esa cama está acostado el Idolo, la soberana de los sueños. ¿Pero cómo está ella ahí? ¿Quién la ha traído? ¿Qué poder mágico la ha instalado sobre ese trono de desvarío y deleite? ¡Qué importa! ¡Allá está! Yo la reconozco.

Vean bien esos ojos cuya llama atraviesa el crepúsculo; esos sutiles y terribles mirones, que reconozco por su tremenda malicia! Atraen, subyugan, devoran la mirada del imprudente que los contempla. Frecuentemente los he estudiado, esas estrellas negras que comandan la curiosidad y la admiración..

¿A qué demonio benevolente debo el estar así rodeado de misterio, de silencio, de paz y de perfumes? ¡Oh Beatitud! Eso que nombramos generalmente la vida, aún en su expansión más feliz, no tiene nada en común con esa vida suprema de la que ahora tengo conocimiento y que saboreo minuto por minuto, segundo por segundo.

¡No! ¡No hay más minutos! ¡No hay más segundos! El tiempo ha desaparecido: es la Eternidad que reina, una eternidad de delicias.

Pero un golpe terrible, torpe, resuena en la puerta, y , como en los sueños infernales, me ha parecido que recibía un golpe de azadón en el estómago.

Y luego un Espectro ha entrado. Es un oficial que viene a torturarme en nombre de la ley; una infame concubina que viene a gritar miseria y a agregar las trivialidades de su vida a los dolores de la mía; o bien el testaferro de un director de diario que reclama el término de un manuscrito.

El cuarto paradisíaco, el ídolo, la soberana de los sueños, la Sílfida, como decía el gran René, toda esa magia ha desaparecido al golpe brutal asestado por el Espectro.

¡Horror! ¡Me acuerdo! ¡Me acuerdo! ¡Sí! Esa choza, esa estancia del eterno tedio, es bien la mía.

He aquí los muebles fatuos, polvorientos, descornados; la chimenea sin llama y sin brasa, manchada de escupidas; las ventanas tristes donde la lluvia ha trazado surcos en la polvareda; los manuscritos, tachados o incompletos; el almanaque donde el crayon ha marcado las fechas siniestras!

Y ese perfume de otro mundo, en el que me embriago con una sensibilidad perfeccionada, ay!

Ha sido reemplazado por un fétido olor a tabaco mezclado con no sé qué nauseabundo moho.

Se respira aquí ahora lo rancio de la desolación.

En ese mundo estrecho, más sí pleno de disgusto, un solo objeto conocido me sonríe: el frasco del láudano; un viejo y terrible amigo; como todos los amigos, ay! fecundo en caricias y en traiciones.

¡Oh! ¡Sí! El Tiempo ha reparado; el Tiempo reina soberano ahora; y con el horroroso viejo ha vuelto todo su demoníaco cortejo de Recuerdos, de Remordimientos, de Espasmos, de Pavor, de Angustias, de Pesadilla, de Cóleras y de Neurosis.

Yo les aseguro que los segundos ahora están fuertemente y solemnemente acentuados, y cada uno, saltando del péndulo, dice: "¡Yo soy la Vida, la insoportable, la implacable Vida!"

No hay más que un Segundo en la vida humana que tenga la misión de anunciar una buena nueva, la buena nueva que causa a cada uno un inexplicable pavor.

¡Sí! El Tiempo reina: ha retomado su brutal dictadura. Y me empuja con su doble aguijón. —" ¡Y arre así! ¡borrico! ¡Suda así, esclavo!, ¡Vive así , maldito!

Notas Traductor

- "un rêve de volupté" en el original. Siendo que voluptuosidad es una palabra de gran longitud decidí reemplazarla por deleite y trocar así el juego de repetición de la "v" a la "d" ya que rêve (sueño) ha sido traducido por delirio ( para que siga jugando con rêverie, más arriba, traducido por desvarío).

- Huissier: portero en los tribunales/pertiguero/bedel/ alguacil.

- Saute-ruisseau: lit: salta-arroyo.

- Donc no tiene una traducción precisa. Generalmente es un enfático. Aquí elegí traducirlo por "así" para sugerir otra opción —la opción "doble" arrebatada en el final.



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