miércoles, 6 de mayo de 2009

EL DEDO

Directo de oriente y de un pasado mitologico pero mas vigente q nunca, la realidad y la actitud de muchos q claman por un prodigio. Por estos dias, solo los encontramos en las trasnoches de los canales de aire, q pueblan las madrugadas de insomnio con pastores de habla extraña, poniendo a nuestro alcance LA FELICIDAD de la mano de aguas de rios biblicos, pedazos de tierras santas, sales milagrosas o en el mejor de los casos rebanadores de frutas y verduras de acero inoxidable, aspiradoras insorteables o majestuosas abdominales.
Yo reconozco como unico prodigio en nuestros tiempos el detenerse a pensar en el otro, en la palabra solidaridad o en el solo habito de no lavarse los dientes con la canilla abierta.


EL DEDO
Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.
-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.
-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.

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