miércoles, 11 de febrero de 2009

ELCAMINANTE II

La segunda vez que me encontré con Dorkas, ya era invierno. Me pareció que caminaba más ligero que antes. Llevaba en la mano una botellita verde.
- Salud, amigo... ¿ Quiere un traguito?
- ¿ Ginebra?-
- Licor del recuerdo, caballero. Mójese los labios y el pasado estará con usted.
- Gracias. Pero creo que no lo necesito. El pasado siempre está conmigo.
Empezó a correr hacia atrás como un loco, mientras me gritaba: El universo tiende al olvido. La memoria es apenas una resistencia efímera. La vida es una resistencia efímera. Beba conmigo. Volvió a los saltos y me ofreció la botella. No tuve más remedio que apurar un sorbo.
- ¿ Y ? ¿ Recuerda algo?
- Yo siempre recuerdo lo mismo, Dorkas.
- Usted me ayudó a hacer el primer milagro, que es el más difícil. En verdad es el único milagro. Una vez que uno camina sobre las aguas, ya nada resulta imposible.
- ¿ Por qué dice que yo lo ayudé ?
- No me haga explicar dos veces la misma cosa. Galopó hacia el norte y se perdió en la noche.

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